2013-08-13

Mujer de lujo.

A las 5:40 am. sonará el despertador.
5 minutos antes abre los ojos para ver su celular y darse cuenta que ya es hora de levantarse. 
5:39 am. un minuto y darán las 5:40 am., el minuto más eterno. 
5:40 am. suena el despertador de su celular, ella salta de la cama como aquellos sueños que tienes cuando sientes que te vas a un vacío.
-"Despierta, linda. Es hora de levantarse, tienes que arreglarte para ir a tú universidad a inscribirte", pensó.
6:09 am., -¡Ay!, pero qué ridículas ojeras tengo, quizá es el rimel de ayer.
-Hola,_____. ¿Qué hiciste?, ¿tienes hambre?, espérame dos minutos y te sirvo de comer, tengo que arreglarme para ir a la escuela, ¡no hagas eso!, deja de morderme, me lastimarás.
6:20 am., -Ya me voy, te portas bien, comes y no hagas travesuras. Su ____ es una traviesa, ella sabía que haría travesuras.


6:39 am.- 11:30 am. -Fue bueno verlas, chicas. Nos vemos el Lunes en la mañana. 
12:30 pm. llega a su casa. -¡Qué día tan pesado el de hoy!
13:30 pm. se preparaba para hacer ejercicio como todos los días. Una hora de sudor y de energía que el cuerpo canta. O quizá menos tiempo.
Su rutina termina, se dispone a descansar un poco para poder enfriar su cuerpo y poder tomar una ducha, así no sufrirá de algún resfriado.Llega la hora de la ducha, ya es tiempo de quitar todo ese sabor tan salado. No sabe sí hacer sus necesidades antes o en la ducha. ¿Su decisión?, en la ducha.
¿Fría o tibia?, es igual, el agua siempre cae bien en su cuerpo y lo disfruta. Su mente se despeja de todo lo que hizo durante la mañana, de ese estrés que le ocasionó el estar parada esperando a que la atendieran en su universidad, su cuerpo empieza a relajarse con esas gotas de agua tan inquietas que caen en su espalda. El agua está fría y su cuerpo sigue caliente del ejercicio que hizo durante una hora. No quiere otra cosa más que quedarse ahí de pie, escuchando el sonido de las gotas de agua que hacen parecer tamborcitos en el piso. Parecía que esa era su primera ducha.

Mientras se duchaba, su mente comenzó a divagar. Ella comenzó a recordar imágenes que le provocaban cierta sensación que algunos de nosotros las consideraríamos una suciedad.
No importaba nada, sólo quería pensar e imaginar cómo sería si aquél individuo estuviera frente a ella observándola y quizá hasta rozando sus manos por todo su cuerpo. Sólo quería unos minutos para saber cómo se sentía hacer el amor en la ducha.
Pensó: -¿Es malo?, no lo creo, quizá hay mucha gente que lo hace. Nadie me verá.
Comenzó a sentir escalofríos. Sus poros empezaros a saltar como esas gotas de agua que caían en su espalda, sus pezones también empezaron a participar. Su cuerpo pedía seducción mientras que su mente creaba huracanes de imágenes placenteras. No creía llegar a sentir tanto placer con tan sólo una ilusión de un hombre. Comenzó a mover sus caderas lentamente y muy suave con cierta delicadeza para que sus ganas empezaran a fluir. Se recargó en la pared, abrió sus piernas y comenzó a tocarse, para darse ese placer que tanto deseaba, no podía parar. Se tocaba como quería que la tocara aquél hombre que tenía en su mente, mordía sus labios, sus senos se movían conforme ella lo hacía, tocaba su vientre de arriba hacia abajo, sus manos la rodeaban, su propia seducción la hacían desear más. Llegó ese momento tan esperado en donde los gemidos salen en silencio, tu frente suda y te excitas más. Gritaba por dentro el nombre del sujeto y al mismo tiempo mordía sus labios para que no se escuchara su placer. Se detuvo, estaba satisfecha de haber tenido esa explosión sin que nadie la tocara. Cerró los ojos y se recargó sobre las manijas de la regadera.
-¿Qué fue todo esto?, pensó.
-Lo haría de nuevo, dijo.

No encontraba una respuesta para su pregunta.
¿Habrá sido aquél hombre?
¿Habrá sido su mente?

Sólo quería que la hora de la ducha llegara de nuevo.  

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