Sonrisas que se devuelven tan de prisa, como una brisa junto al océano.
Voy escalando mis ganas sobre mis pensamientos que se desbordan en la banca.
Suplico verte pasar en esa calle junto a la plaza.
Pero algo me dice que jamás vas a pasar.
Ahora aquí, sentada en este espacio de color, junto a un tronco viejo y con historias, me pregunto qué ha sido de mi. Que ha sido de ti. Que ha sido de lo nuestro.
Tan vago se ha hecho, que ahora extraño conversar.
Cuantas ganas me dan de se ave.
Realmente no sé si las aves conozcan el amor, y si es así, quisiera ser ave.
Comen sin importar quién esté en su camino.
Vuelan sin importar quién las vea.
Están ahí, como aquellos momentos que te atan sin pensar.
Vengo aquí a escribir sobre ti.
